sábado, 18 de julio de 2009

TOMANDO CONCIENCIA DE NUESTRAS EMOCIONES II

Algunas veces tememos entrar en contacto con nosotros mismos porque hacemos frente a un pasado ennegrecido por el olvido, el miedo o el dolor. Preferimos dar la vuelta de esas páginas rápidamente y evitar el sufrimiento.

Pero al no aprender a experimentar y vivir el dolor como parte de un proceso de vida éste nos impide encontrar la clave para vivir un presente lleno de plenitud y, en definitiva, de felicidad.

Por eso es importante cerrar ciclos vitales, es decir, capitalizar las experiencias del pasado y aplicarlas en nuestro presente para que nuestro futuro sea de mayor calidad.

En el pasado está la clave de nuestro éxito o fracaso, de nuestra felicidad e infelicidad, y de nosotros depende encontrar las herramientas que nos permitan mirarnos con dignidad y amor.

Todas las cicatrices que nos dejó el pasado sirven de mucho para evitar los mismos errores. Muchas veces queremos ignorarlas, pero están ahí y los demás pueden darse cuenta de ellas.

Por naturaleza el ser humano experimenta diversos sentimientos, y en el proceso de reconocimiento y aceptación de los mismos se “atora” en el camino debido a que existen unos muy complejos, como el amor, el dolor, etc.

La intención de este escrito es que comprendamos que todos somos vulnerables a cualquier sentimiento, pero nuestra formación nos limita y evitamos algunos que son parte de un proceso de vida. Negarlos o ignorarlos solo trae como consecuencia un enorme sentido de vacío que nos orilla a buscar medios superfluos para llenarlo.

Lo mejor es ponernos en contacto con esos sentimientos y emociones y hacerles frente de una vez para evitar que sigan siendo piedra de tropiezo.

Cerrar un ciclo de vida solo será posible si capitalizamos las cicatrices y las utilizamos como un bello hilo conductor para tejer la completa trama de nuestra existencia.

Para ello podemos hacer un pequeño ejercicio.

Escriba 3 rasgos de su personalidad que han decidido su vida (pueden ser positivos o negativos, ello no implica que estén bien o mal, no emitiremos juicios de valor esta ocasión)
Escriba la frase que desearía en su epitafio y por que
¿Que es lo que más le molesta?
¿Qué es lo que más le motiva?
Describa sus respectivos ideales
¿Cuáles son los valores que defiende por encima de todo y que trató de encarnar en su vida?

Haciendo este ejercicio podemos darnos cuenta dónde estamos parados y hacia dónde queremos ir. Lo importante es que seamos honestos con nosotros mismos y aprendamos que los errores, el dolor, no son más que parte de un proceso de vida y no les demos mayor importancia de la que tengan.

Para poder cerrar un ciclo de vida necesitamos echar un vistazo al pasado sin necesidad de quedarnos en el y verificar cuáles son las acciones que dañan nuestras relaciones interpersonales y que utilizamos casi inconcientemente en las relaciones actuales que menguan o terminan con relaciones sanas.

Se trata de dar connotación positiva a lo que generalmente nos “achacamos” como “deficiente, negativo, malo” en nosotros. Así pues, no es lo mismo decir que tenemos “problemas” sino “retos a vencer”, “desafíos” que no logramos cumplir.

Cuando tomamos una actitud positiva frente a las cuestiones que nos generan conflicto la perspectiva hacia las mismas cambia, haciéndolas más simples y sintiéndonos con mayor fuerza para “afrontarlas”

Pablo es un excelente médico, sus pacientes lo consideran un gran geriatra. De hecho desde su llegada a la estancia de adultos mayores las cosas han cambiado para ellos. Reciben un trato más cordial, afectivo, de calidad y humano, y su entrega es excelente. Pero en su vida personal los “fantasmas” del pasado lo acechan impidiéndole sentirse realizado (aunque es el mejor de los geriatras de su ciudad).

Cuando capitalizamos su experiencia descubrimos que su padre siempre lo tildó de “inútil”, le enviaba mensajes a su subconsciente tales como “tu no lograrás por ti mismo salir adelante”. “eres un tonto” “pareces niña”, etc. Y eso hizo que un día Pablo tomara la decisión de demostrarle a su padre de sus capacidades.

Doce años dedicados al estudio en las mejores escuelas a nivel mundial, especialidad, doctorado, idiomas, lograron que hoy por hoy la cuestión profesional estuviese satisfecha.
Pero a lo largo del tiempo llegó a darse cuenta que no tenía caso demostrarle a un padre que los abandonó de lo que era capaz y entró en un estado de “catarsis”. Sus logros, objetivos, metas, no tenían una razón ya que, para quien las había cumplido, estaba lejos de su lado y poco o nada le importaban.

Con ello se fue cerrando a las relaciones interpersonales para evitar salir “dañado” y “por arte de magia” lograba que las chicas lo mandaran “a paseo”. Y decide rotundamente evitar contacto con los demás entregándose de lleno a su trabajo. Pero una parte de él hacía que buscara insistentemente personas con quien llevar una buena relación, sin embargo sus conductas las alejaban y terminó por encerrarse en sí mismo y culpar a los demás con la frase “no sé lo que hago (yo soy bueno y accesible) pero las personas terminan por alejarse. Antes me dolía, ahora ya no”.

La cuestión es que de alguna forma (los seres humanos por naturaleza estamos creados para interrelacionarnos con los demás) seguía buscando amistades, pero a la primera de cambios, en cuanto le hicieran algo que para el lastimara su baja autoestima, inmediatamente con palabras o acciones las alejaba de su lado.

Cuando Pablo entra en contacto con sus emociones descubre que es el quien las aleja con su conducta, pero está tan acostumbrado a ella (conducta) que la hace su alidada, su “estado de confort” donde se siente protegido y prefiere continuar ahí antes que salir al encuentro con sus emociones.

Lo importante cuando queremos capitalizar experiencias es descubrir estas zonas de confort donde nos sentimos seguros, tranquilos, pero que nos impiden avanzar en la búsqueda de la superación y el crecimiento en todos los aspectos.

Somos un complejo centro de emociones, y si nosotros mismos no somos capaces de tomar el mando de esta gran empresa a la larga los vacíos, la soledad y el desánimo se apoderarán de nosotros y en suma la “fábrica” se vendrá abajo.

Necesitamos ser conscientes que nuestro paso por el mundo es dinámico, atractivo, y que somos nosotros los arquitectos de nuestro destino. Que las luchas internas son parte de un proceso y que tenemos que entender que las personas que realmente somos (yo real) son las que lograrán avanzar, a diferencia de las que creemos ser (yo ideal), porque éstas últimas se estancan en la apariencia, y no desarrollan valores ni experiencias de vida.

Tratemos, pues, de hacer contacto con nuestros más íntimos sentimientos y descubramos que la vida tiene sentido cuando nosotros “estamos vivos, somos plenos y nos sentimos realizados”

CADA VEZ QUE APRENDES ALGO NUEVO SOBRE TI O SOBRE LA VIDA, HAS AVANZADO.
NO HAGAS NADA QUE DISMINUYA TU PROPIO RESPETO.

EL ESTAR SATISFECHO CON UNO MISMO ES ESENCIAL,PARA ESTAR SATISFECHO CON LA VIDA.
NUNCA TE OLVIDES DE REIR NI DEJES QUE EL ORGULLO TE IMPIDA LLORAR.CUANDO REIMOS Y LLORAMOS ES CUANDO VIVIMOS A PLENITUD


Psic. Martha Alicia Gálvez
Psicoterapeuta gestalt-humanista

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