sábado, 18 de julio de 2009

VIDA RELIGIOSA: ¿Cómo nace y se consolida una vocación?

La vocación a la vida religiosa es una forma de realizar la vocación cristiana. Está abierta a todos, pero no todos son llamados. ¿Cuándo y en qué condiciones un joven cristiano puede sentirse llamado a ser religioso en la Iglesia? ¿Cuáles son los elementos de una vocación a la vida religiosa?
Una decidida opción por Jesucristo
"Caminando por la orilla del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando las redes en el mar, pues eran pescadores. Y les dijo: veníos conmigo y os haré pescadores de hombres. Ellos, al instante, dejando las redes, lo siguieron" (Mt 4, 18-22).
Jesús llama y quien es llamado responde con el seguimiento. La vocación de los apóstoles es modelo para todos los que quieren seguir a Jesús. La vocación no nace del idealismo o la generosidad juvenil, nace de la fe. Es respuesta a una llamada previa que Jesús nos dirige. Es Él quien toma siempre la iniciativa y no nosotros. Él se hace siempre el encontradizo: pasa, mira, llama... el discípulo escucha, obedece y se pone a seguirle.
No te decides a ser religioso/a simplemente porque quieres entregarte a pacificar la sociedad, infundirle esperanza o trabajar por la justicia. Te haces religioso ante todo por Jesucristo. Descubres por la fe que Jesucristo es el primer valor de tu vida, y quieres que, poco a poco, este descubrimiento te vaya conquistando por dentro hasta que de verdad Jesucristo sea lo más importante en tu escala de valores. Has decidido seguirlo. Y seguirlo significa quererlo con toda el alma y prestarle nuestro corazón y nuestro cuerpo, nuestras cualidades y gustos, nuestra salud y nuestros estudios, nuestro interés y nuestro tiempo pleno, a fin de que a través de nosotros, este Jesucristo que vive hoy pueda seguir su tarea de liberar y de salvar a la gente. Entre nosotros nadie que no haya descubierto a Jesucristo y que no haya sido atraído fuertemente por su Persona y su tarea está llamado a la vida religiosa. Quien haya hecho este descubrimiento puede seguir preguntándose por la vocación.
La consagración religiosa
Seguir a Jesús, ser discípulo suyo, significa responder a su llamada a vivir con Él y como Él. Vincularse incondicionalmente a su persona, hacerse con Él compañero de camino, identificarse con su estilo de vida: su virginidad, su obediencia y su pobreza y compartir su mismo destino en plena fidelidad y disponibilidad a las exigencias que implica esta vocación. Seguir a Jesús supone también colaborar en su misma misión, el proyecto del Reino.
El religioso es el cristiano que intenta vivir la consagración del bautismo —es decir, su condición de hijo de Dios y de ciudadano del Reino— en toda su radicalidad, llevando hasta sus últimas consecuencias las exigencias implícitas del bautismo.
La fe en Cristo, en su llamada, le lleva a cogerlo como Persona y como Palabra, dejarse «poseer» por Él y ponerse a su entera disposición. La consagración religiosa es un misterio entrañable del amor de Dios. Dios se da en Jesús, plenamente, al que llama. Y el consagrado le responde amándole con todo el corazón, es decir, con toda su vida; le da su ser en profundidad. Pero una persona sólo se entrega realmente cuando se entrega por amor y cuando entrega su amor. El amor es el primer don, la raíz y principio de todos los demás dones. Y el amor total sólo se expresa con el don total de sí mismo. Por eso la consagración religiosa es consagración de amor. Con las características propias del amor verdadero: la totalidad en la entrega, la exclusividad en la persona amada y el desinterés absoluto en servirle.
Entrega y amor que se concretan en vivir con Él y como Él, asumiendo su mismo estilo de vida, los "consejos evangélicos". Son un camino nuevo para el que quiera estrenarlo; una vida nueva para el que quiera embarcarse en ella; una verdad nueva para el que quiera caminar a su luz. No son muchos, apenas tres. Se resumen en ser pobre como Él, célibe como Él y obediente como Él. Sus consejos los enseña con su vida. No habla de la pobreza como teoría, sino que invita a vivir pobre. No habla del celibato como una utopía, sino que invita a amar con amor universal y a darse por el Reino. No habla de obediencia como un plan de acción, sino que pide ser coherente con el proyecto de Dios y llevarlo a cabo hasta las últimas consecuencias.
Los consejos evangélicos son radicales, exigentes, desconcertantes, son una aventura que sólo se entiende viviéndola. Son expresión de amor, amor total, consagrado, la expresión máxima del amor total. Son donación plena de la persona, de lo que la persona es y de lo que la persona tiene: dedicación absoluta e inmediata al amor y al servicio de Dios. Sin el amor a Cristo, los consejos evangélicos no tienen sentido, ya que los votos son la expresión del amor personal a Cristo.
Esta convivencia con Cristo se traduce y expresa en convivencia externa con los hermanos, en la vida fraterna. Esta fraternidad va generando unas relaciones basadas en el servicio, y en la entrega; creando así una vida de familia que se traduce también en la acción apostólica.
TESTIMONIO
Desde hace 35 años conozco a María, una mujer sencilla, optimista, alegre y una persona que, como decían de ella cuando era pequeña, donde pone el ojo pone la bala, es decir, si está convencida de algo y se propone conseguirlo... va a por ello. A ratos mi amiga María me ha ido contando sus cosas, le he pedido que me permitiera contároslo y ha asentido. Os voy a contar la aventura que, hasta el día de hoy, está viviendo María:
María lleva catorce años en una congregación religiosa cuyo nombre en pequeño es HERMANAS CORAZONISTAS, la primera que inició esa aventura fue Isabel Larrañaga y Ramírez, la siguieron y la siguen muchas... entre ellas hoy está María. María quiere seguir a Jesús y vivir su mismo estilo de vida: disponibilidad, amor, entrega total a Dios y a las personas. Cuando empezó de modo consciente esta aventura tenía 21 años y había terminado Magisterio. Digo de modo consciente porque Dios, desde siempre, pensó en ella pero hasta un momento dado María no se dio cuenta ni respondió.
En su aventura han transcurrido varias etapas. Una primera fue la de distinguir y conocer qué era eso que sentía dentro: una atracción hacia el bien, la felicidad, compartir, sentir que Dios la había puesto en el mundo confiando que haría algo bueno por los demás desde una amistad especial con él. Ella me dice que es algo así como sentir que junto a una persona específica uno puede vivir siendo feliz y obrando el bien. Dice que es como lo que sienten las parejas que planifican su vida, no en vano la imagen de cómo Dios nos ama es la del matrimonio. Jesús la quería y a ella le atraía Él sin entender muy bien por qué ni cómo. Estuvieron tres años conociéndose más profundamente y conociendo lo que era VIVIR CON EL.
Al final de los tres años María y Jesús hicieron público su compromiso en la primera profesión de los votos. En el tiempo transcurrido se dio cuenta que había recibido un regalo de Dios: el ser capaz de amar a los demás como Jesús les ama, supo que este era su modo peculiar de identificarse con Jesús en sus sentimientos hacia Dios y hacia los hombres. Su sorpresa fue mayor cuando descubrió que esa fue también la experiencia vivida por su fundadora: Isabel Larrañaga y que ese regalo -que recibe el nombre de CARISMA- lo reciben también todas las personas que quieren seguir a Jesús en esta Congregación. Así -me dice María- es como las muchas chicas han hecho de este modo de vivir el estilo de su vida.
María fue destinada a un Colegio, un gran Colegio. Jesús se fió de ella y puso en sus manos varias tareas: la educación de niños de 10, 11, 12 años... convivencias, marchas, actividades catequéticas y además comenzó a estudiar teología. El nuevo camino se inició con una gran cuesta hacia arriba, se sentía responsable de dar fruto en todo lo encomendado. Le parecía que Jesús se fiaba demasiado de ella... Con todo se entregó, con buen ánimo.
En el transcurso de los años siguientes la aventura transcurrió bajo diferentes cielos climáticos. Etapas de sol y facilidad al caminar y tramos recorridos con nubes, tormentas, lluvias torrenciales bajo las que fue imposible salir sin quedar empapada. En los momentos difíciles María llegó a pensar que esta aventura era demasiado para ella, yo la animaba pero ella quería convencer a Jesús de que se buscara otra, que ella no tenía por qué pasar –como Él- por momentos de oscuridad y soledad. Se suponía que Él iba a estar con ella siempre y... en bastantes ocasiones a María le parecía que Jesús se marchaba. La cosa no era tal. Lo que pasaba es que mi amiga empezó a obrar por su cuenta sin contar con Jesús y... claro, las cosas sin Él comienzan a perder el sentido. Yo se lo decía pero no me hacía caso. En uno de los recodos del camino María se paró dispuesta a no dar un paso más. María descansaba en unos Ejercicios Espirituales, acostumbraba a quedar con Jesús a solas durante ocho días, todos los años. Allí se quedó quieta y le dijo a Jesús: “Haz lo que quieras, yo ya no trataré de buscar salida, aquí estoy, llévame donde quieras pero ven tú conmigo, es mi único deseo” Y... en la quietud y silencio se presentó El, sin palabras... sólo al final de los días de descanso Él dijo: “Te desposaré conmigo para siempre... te desposaré en amor y compasión, tú conocerás a tu Dios. La alegría que encuentra el marido con su esposa es la que encuentra tu Dios contigo”. Así María se comprometió de nuevo con Jesús. Un año después María y Jesús anunciaron públicamente su compromiso de vivir en alianza PARA SIEMPRE.
La aventura continúa, han pasado cinco años del definitivo compromiso, pero María y Jesús lo renuevan diariamente, ella ya no se asusta ante las tormentas, aunque esto no quiere decir que no lo pase mal en los momentos difíciles, pero, dice mi amiga, “es que Él no ha fallado nunca a su promesa de hacerme FELIZ DÍA A DÍA”. María sigue dando clases a los chavales, disfrutando con ellos en actividades misioneras, en convivencias, campamentos, escuchando las inquietudes de los jóvenes, ayudando en tareas de formación y sobre todo testimoniando junto a sus hermanas de comunidad que merece toda la pena VIVIR PARA JESUCRISTO. Lo sé muy bien, la conozco, vivo con ella día a día, porque... ¿os cuento un secreto... bajito...? Yo... soy María.
María V.
Para tu oración
Ponte en la presencia de Dios. Sé consciente de que vas a orar con su Palabra y eso te compromete a la escucha de lo que esa Palabra te exija.
Comienza a leer la oración que te proponemos muy lentamente; al terminar un párrafo vuelve a repetirlo; centra ahora tu atención en la primera frase que te impresione especialmente, y deja que resuene en ti...
Utiliza tus propias palabras para decirle al Señor lo que te evoca, para expresar aquello en que te ves urgido a cambiar, o para agradecerle o pedirle perdón... Pasa luego a otra frase.
En busca de un proyecto de vida
Es el momento, Señor, de orientar mi vida;es la hora de dar rumbo a mi existencia;estoy a punto para descubrir un nuevo camino;no me sirve, Señor, el vivir en eterna encrucijada.Estoy ante Ti abierto como la playa al mar;estoy en busca de tus pasos, de tus huellas;quiero dejar atrás mis caminos y entrar por "tus caminos";quiero decir sí al plan de Dios para los sueños de mi vida.
Aquí estoy, Señor, como Saulo en el camino de Damasco;y te digo sin rodeos: Señor, ¿qué quieres que haga?Aquí estoy, Señor, como Samuel en la noche y te digo:Habla, Señor, que tu siervo escucha.Aquí estoy, Señor, como María cuando era joven y te digo:He aquí la esclava; que se haga en mí según tu Palabra.Aquí estoy, Señor, con un corazón disponible como el tuyoy te digo: quiero hacer tu voluntad.
Señor, ¿qué quieres de mí? ¿Qué me pides?Señor, ¿cuál es el plan del Padre para mi vida?Señor, ¿cuál es el proyecto que quieres que realice?Señor, ¿a qué me llamas? ¿por dónde quieres que camine?Señor, ¿cómo estar seguro de tus caminos en mi vida?Señor, ¿seré capaz de ser fiel a la llamada que me haces?Señor, ¿y si me equivoco y tengo que volver atrás?
Quiero, Señor Jesús, salir de esta confusión en que vivo.Quiero, Señor Jesús, escucharte y dar respuesta a tu llamada.Quiero, Señor Jesús, dejar todo, quedarme libre para seguirte.Quiero, Señor Jesús, arriesgar mi camino con el tuyo.Quiero, Señor Jesús, dejar mis miedos, dar paso a mi fe de joven.Quiero, Señor Jesús, fiarme de tu plan porque me amas.
Yo sé que me has mirado, que has puesto tus ojos en mí.Yo sé que me quieres para ser servidor de tu Reino.Yo sé que me das la fuerza de tu Espíritu para ser enviado.Yo sé que es posible realizar tu plan y ser feliz.Señor, quiero hacer de tu Persona y tu Evangelio,el proyecto de vida que dé sentido a mi existencia.Aquí me tienes, Señor, para hacer tu voluntad
A.- MI OPCIÓN
¿Cómo me encuentro respecto a una decidida opción por Jesús?
Me atrevo a preguntarle al Señor con responsabilidad: "Señor qué quieres que haga"?
Las dificultades que se me presentan para plantearme la posibilidad de ser religiosa/o, ¿son las mismas que encuentro para seguir a Jesús con entrega y coherencia?
Si son otras, ¿cuáles son?
¿Las podría abordar y superar?
B.- MOTIVACIONES PARA LA VIDA CONSAGRADA
"Sé de quien me he fiado" San Pablo.
Cuando Pablo hizo esta afirmación sabía "por qué" la hacía. Se conocía a sí mismo y había tenido experiencia del Dios en quien había puesto su confianza. Siempre es importante saber "por qué hacemos las cosas", "por qué" optamos por tal o cual camino. Esos "porqué" son las motivaciones que nos mueven interiormente a decidir.La siguiente es una lista de afirmaciones por las cuáles un joven puede estar motivado para optar por la vida consagrada. Puntúalas del 1 al 10 según la importancia que creas tienen. Completa las que crees que puedan faltar:
(__) Porque es llamado por Dios (__) Porque tiene una misión social que cumplir.(__) Porque le gusta.(__) Porque desea imitar a tal persona(__) Porque daría una gran alegría a sus padres.(__) Porque cree que en ese camino se realizaría.(__) Porque desea responder a una voz interior.(__) Para poder dedicarse a los pobres y marginados.(__) Para vivir la comunidad fraterna.(__) Para extender el Reino.(__) Para evangelizar.(__) Para lograr mi propia salvación y santificación.(__) Para imitar, seguir y amar a Jesús.

COMO SUPERAR UN DIVORCIO Y… no morir en el intento

El divorcio es un proceso no solo legal, sino emocional, pues se viven duelos, referidos a pérdidas múltiples.

Para tomar la determinación de una separación, los conflictos psicológicos entre la pareja están muy agudizados, no habiendo acuerdo en el modo de regular sus relaciones en una organización familiar distinta a la establecida antes de la separación. Cuando existen hijos de por medio, comienza la disputa por la custodia, lo cual afecta primordialmente la dinámica familiar, además de presentarse otras situaciones, como la disputa por los bienes, acuerdos familiares, entre otros.

Según el modelo de Kaslow (1984), las fases en el proceso de divorcio son las siguientes:

- Pre-divorcio: Divorcio emocional.

- Durante el divorcio: Divorcio legal - Divorcio económico - Divorcio co-parental y problemas de Divorcio de comunidad.

- Post-divorcio: Divorcio psíquico.

Emocionalmente, surgen cuestiones como si se fue incapaz de mantener un vínculo, inmadurez, celos, infidelidad, cosas pendientes de resolver, que se agudizan cuando no se hace un trabajo de introspección o no se busca el apoyo necesario. Entender que Las crisis ayudan a crecer porque rompen viejas estructuras y consolidan nuevas más maduras es parte de una nueva visión renovadora y constructiva.

Afrontar un divorcio, pues, no es tarea facil, aunque cada vez más las parejas comprenden la necesidad de vivir un verdadero proceso de duelo para cerrar un ciclo de vida. Retomar actividades pendientes, hacer cosas nuevas, tomar sesiones terapéuticas, realizar cambios, puede ayudarnos a tomar conciencia de nuestras propias emociones y trabajarlas en pro de la superación personal ante este reto que representa la separación de la pareja.


Ser católico no significa estar inmune de este tipo de situaciones. Es por ello que una terapia adecuada a las necesidades de la persona será la mejor herramienta para el fortalecimiento de la fe y del propio ser.

Psic.Martha Galvez


Ř. Derechos de autor.
Queda prohibida su reproducción parcial o total sin autorización escrita al autor.

Cuando la familia se resquebraja

La familia es aún en nuestros días la estructura fundamental de nuestra sociedad. Una sociedad que cambia constantemente de valores, pero siempre conserva su identidad aún cuando la organización interna sufra modificaciones.

Cuando se pierde el sentido de identidad de la misma, o desaparece el común denominador que los une, es cuando los ideales familiares se resquebrajan para dar paso a los individuales.
En este punto se trabaja tomando conciencia de las propias emociones, de las necesidades individuales para unificarlas. Implica responsabilidad en nuestros actos, observación de conductas, emociones y sentimientos, que reflejen una particular forma de ser y de sentirnos en “sintonía” con lo que nos rodea.


Una terapia familiar nos servirá para la solución a conflictos que tienen que ver con conductas que nos impiden el crecimiento dentro del núcleo familiar, y nos reafirmará como personas, aumentando nuestra capacidad de reflexión y de diálogo.


Psic. Martha Gálvez


Ř. Derechos de autor.
Queda prohibida su reproducción parcial o total sin autorización escrita al autor.

Guía para la crisis de identidad

Todos los días luchamos una batalla campal con nosotros mismos. Contamos con las armas para triunfar, tenemos todo para ser felices, pero… ¿Por qué en ocasiones no somos capaces de enfrentarnos en el campo de lucha y vencer?

Creo que la respuesta está en que no hemos descubierto o re-descubierto el potencial que llevamos dentro. No pretendo dar un curso de optimismo ni mucho menos, simplemente dejar en claro que somos seres humanos capaces de explotar los recursos que la vida nos pone al paso. A diferencia de los animales o las cosas, podemos transformar lo creado para nuestro propio beneficio, sin que ello represente peligro para quienes nos rodean.

Cantidad de veces nos sometemos a nuestros instintos, nuestros deseos desordenados, nuestras “pasiones”, sin caer en cuenta que ellas representan nuestra propia “perdición”.

Me explico con el siguiente testimonio de una persona sobreviviente al cáncer, que nos cuenta:

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Si alguien conoce la Ley de atracción sabe que dependiendo de nuestro estado de ánimo, de los sentimientos con los que vivimos, es lo que atraemos. Si estoy triste atraigo la apatía, la pereza, el desencanto. Si estoy alegre atraigo felicidad, armonía, paz.

Tres años experimenté desaliento, cambios constantes de empleo, relaciones afectivas que fracasaban, soledad, tristeza… Sentí que mi vida no tenía sentido alguno, ni siquiera me precupaba por ser la mejor de la clase o presentar trabajos y proyectos escolares. Las deudas me comían y mi familia no podía apoyarme. Mi depresión era tal que dos veces teniendo fuertes sumas de dinero lo desperdicié en sabe Dios que cosas, sin poder saldar mis deudas, al contrario, ellas iban creciendo, y eso me deprimíó aún más.

Entré por fin a trabajar a una Organización Civil que me pagaba poco, pero podía hacer poco trabajo también, el hecho de responsabilidades mayores generaba en mi ansiedad y angustia, así que planeé que ello se acomodara a mi y no yo al trabajo. Sin embargo siempre sentía un vacío, y más angustia de tan solo pensar que no estaba dando el cien, cosa que no me satisfacía en absoluto. Recordaba los tiempos en los que mi actitud hacia la vida era diferente, podía hacer casi cualquier cosa que me pidieran, buscaba ayuda para poder sacar el trabajo, o simplemente lo hacía yo sola con mucha vitalidad y energía.

Cuanto más pensaba esto, mayor era mi desilusión por mi vida, me convertí en mi propio juez y verdugo, y con ello me cerraba a toda posibilidad de crecimiento.

Siempre tuve presente a Dios, lloraba suplicándole una oportunidad, una “luz”, un “milagro”, sin pensar que toda la responsabilidad la dejaba en el exterior, es decir, como yo me sentía con pocas fuerzas pues le dejaba a Dios o al destino la enorme tarea de cambiar mi vida, porque yo me sentía sin fuerza para hacerlo.

Un día me responsabilizan de un proyecto. Tan solo la idea de pensar que yo sola tenía que sacarlo adelante me erizaba la piel y padecí constantes dolores de cabeza. Estaba entonces somatizando las emociones tan fuertes que había en mi interior que tenían que salir de una u otra forma, me estaba “autodestruyendo”.

Enseguida comencé a buscar quién se responsabilizara conmigo de hacer el trabajo. Pero por supuesto que no hubo nadie, porque todos estaban haciendo su tarea (menos yo), con lo que volví a sentirme “basura”, por no ser capaz de “tomar el toro por los cuernos”. Hacía otras actividades para evadir esa responsabilidad, diciendo a los demás (ya ami misma) que “era más importante”.

Al fin una mañana llegué con la intención de terminar el proyecto, pues mi jefa estaba incapacitada y no había nadie que me pudiera ayudar, bueno, sí había, pero pensé que podía obtener el crédito si lo hacía yo sola, aún cuando no ganáramos. Esa lúgubre intención de sobresalir egoístamente fue el móvil (Dios toma todo, bueno y malo, y lo transforma para nuestro bienestar) que el universo, naturaleza, Dios (como cada uno quiera llamarlo )utilizó para comenzar el cambio interno.

A la par de ese proyecto tenía que presentar uno similar para otra institución donde trabajo como voluntaria, así que tenía poco tiempo de hacerlo y un entusiasmo casi mágico de conseguirlo. Comencé a ver entonces que las cosas no eran tan difíciles, sino que yo misma me bloqueaba con mensajes subliminales como “Es difícil” “no lo vas a conseguir” “eres un fracaso”, y que solo hasta que tuve la valentía de enfrentarme a mis propios fantasmas fue como comencé a avanzar en el camino.

Terminé tan entusiasmada por los logros que ni siquiera me preocupó el pensar si ganaríamos o no el concurso de proyectos. De hecho aún no lo sé, pero ello ha quedado en segundo plano.

Ahora me siento con una necesidad de recuperar ese tiempo que quedó como enfrascado y que necesita salir, quiero volar, crecer; he logrado en cuestión de días adelantos en mi persona de una manera espectacular, porque echando un vistazo hacia atrás veo que todo lo que me sucedió era necesario para poder comprender hoy día el sitio donde estoy parada. Hoy me siento pisar terreno firme y agradezco a Dios la oportunidad de hacerlo. Estoy haciendo lo que siempre quise hacer y que muy probablemente donde me encontraba antes no podía haber llegado en tan poco tiempo. Lo más importante es que con mi trabajo muchas personas se benefician, porque mi trabajo consiste en conseguir donativos para medicamentos oncológicos que son costosos, para pacientes de bajos recursos económicos. Es increíble entender cómo cuando uno toma responsabilidad de lo que el destino puso como misión tenga resultados casi milagrosos.

Tengo muchas virtudes, así como defectos, pero pienso que cada día es una oportunidad de vencerlos, y que no importa cuál sea mi estado de ánimo, todo está en perfecta armonía cuando me siento ganadora de una batalla interna. De hecho pienso que tengo derecho de sentirme en momentos sola, triste, decepcionada, pero lo que no tengo derecho es de permitir que esas emociones sean las que controlen mi destino…>>

Esta narración nos hace comprender que cuando las cosas nos van mal no podemos (ni es exigencia) ver posibilidades, pero podemos hacer cosas que nos atraigan oportunidades. Si esta persona se hubiera estancado, aceptando cualquier trabajo solo para sobrevivir, pagar sus deudas o cualquier otra cuestión similar, no hubiera atraído el sentido de vida que re-descubrió cuando se enfrentó a sus “fantasmas”.

No es tan difícil comprender, pues, el por qué de lo que nos sucede. Esperando un milagro externo solo estamos condenándonos a ser juguetes de lo que nos rodea. Nos despersonalizamos y minimizamos toda posibilidad de crecimiento.

Si tu vida se encuentra en situación límite, es momento de hacer análisis de aquello que está impidiendo el crecimiento personal. Tan solo necesitas detectar qué es lo que sucede y las herramientas que tienes para combatir el buen combate.

Estos puntos pueden ayudarte:

Asimila las decisiones que tomaste o que por circunstancias ajenas a ti sucedieron. Actúa para cambiarlas de ser necesario, pero no te amargues la vida lamentándote de lo que “pudo haber sido”

Trátate bien. Date a ti mismo una “terapia positiva”. Existen técnicas como abrazoterapia, logoterapia, etc. Lo que más valora quien te rodea es que tengas un aspecto sano y alegre. Nadie quiere estar con un amargado, tristón o autocompasivo. Acerca a las personas con tu optimismo y entusiasmo.

Trabaja con la “Ley de la bendición”. Esta ley ha sido mi compañera de camino toda la vida y seguramente para ti también puede ser de utilidad. Todo es bendición, bueno y malo, nosotros tenemos el poder para cambiar lo malo por bueno, tomando lo que nos sirve y desechando lo que nos “pudre” emocionalmente. Siempre puedes sacar mucho de bueno de todo lo que te acontece.

Aprende a valorar el presente. Quedarte en el pasado es firmar tu propia sentencia de muerte. El pasado nos da sabiduría y respuestas para el presente, pero estancarnos en el nos impide continuar camino. ¡Cuántas cosas de valor desaprovechamos en el presente por quedarnos sentados en el pasado!

Trabaja interiormente. Es la labor más ardua, pero ello te llevará a aceptarte tal como eres. A nadie nos gusta descubrir nuestras debilidades, pero a la par podemos encontrar nuestras fortalezas, que seguramente tendrán más peso que las primeras.

Y recuerda que lo más importante es que auto-descubras la valiosa persona que está en la habitación de las cosas inservibles porque alguien (tu mismo quizá) la puso ahí. Desempólvala y verás cómo poco a poco comienza a retomar actividad. ¡Date la oportunidad de brillar con el esplendor divino que llevas dentro!



Psic. Martha Gálvez


Ř. Derechos de autor.
Queda prohibida su reproducción parcial o total sin autorización escrita al autor.

¿Qué es la programación neurolingüística?

La única aventura real que le queda a todo ser humano
Es la exploración de su propio inconsciente. El propósito
Último de dicha búsqueda es el de crear una
Relación armoniosa y equilibrada con el self.

C. G. Jung


La capacidad fundamental entre la mente y el lenguaje que tiene el ser humano para comunicarse le ha llevado a desarrollar los niveles más altos de conciencia e inteligencia que se conocen hasta ahora, a diferencia de otras especies.

El hombre es el único ser capaz de combinar estados mentales de tal forma de concebirlos en un “todo” en su vida. Dicho proceso se da gracias a que puede comunicarse con su entorno de una forma peculiar a través de lenguaje transformado en fonemas y representaciones de diversas índoles.

Resulta difícil de entender que una persona, con sus cinco sentidos intactos, con capacidad de trabajo, lucido en sus pensamientos y acciones, con conceptos e ideales firmes, en fin un ser inteligente de pronto se enferme o sea desdichado a causa de la propia decisión de su mente, cuando todos sus pensamientos están dirigidos a tener una vida mejor.

Esto sucede constantemente, perdemos el sentido de la existencia, la razón del por qué estamos aquí y hacia dónde vamos, y nos vemos obligados a encerrarnos en un mundo reducido donde el espacio vital está constituido por las cosas y situaciones más indispensables, para evitar enfrentarnos a aquellas situaciones que nos encierran y apartan de una vida normal.

Es aquí que nace la terapia de lenguaje conocida como “Programación neurolingüística” que estudiaremos a continuación.

La mente humana esta dividida en dos, el conciente y el subconsciente, con el primero razonamos, discernimos, evaluamos, calculamos, pero en el subconsciente está alojado gran parte de nuestro mapa histórico, nuestra felicidad o nuestra desdicha en la vida están programadas allí, es como un terreno fértil, donde todas las semillas que llegan, germinan, las buenas y las malas, ideas, conceptos, creencias, mandatos y una larga lista de sugerencias e ideas propias o ajenas que fuimos acumulando a lo largo de nuestra vida. Todo esto ha sido colocado ahí, sin que nos diéramos cuenta, sin que tengamos conciencia de ello.

En el subconsciente es donde trabaja la programación neurolingüística. PNL ha sido considerado hoy por hoy una terapia de lenguaje cuya aplicación se centra en una poderosa metodología del cambio (1), que incide directamente En el paciente para una mejor calidad en su comunicación y resolución de problemas.

Esta técnica fue creada en los años setenta en la Universidad de Santa Cruz, California (Estados Unidos), por un profesor de lingüística, John Grinder, y Richard Blander, estudiante de psicología, interesado también en la psicoterapia.
Las terapias PNL tienen su base más firme en la realidad indiscutida de que muchas personas, sufren trastornos de su sistema de salud a causa de... ellos mismos los consultorios médicos están repletos de "pacientes" que insisten en que están enfermos a pesar que los estudio clínicos dicen lo contrario, es conocida la existencia de medicamentos que en el fondo son solo placebos, sin efectos farmacológicos ninguno y que milagrosamente dan resultado. Simplemente el individuo se creyó enfermo y se enfermó y también se creyó las bondades del medicamento y se curó. Estas enfermedades creadas por la mente, si no son tratadas, aunque sea con placebos, pronto son enfermedades tan reales en síntomas y consecuencias como la que puede generar el peor de los virus. Por lo tanto, la mente de una persona puede llevarlo a la felicidad absoluta, como a la cama de una terapia intensiva.

Los autores de esta teoría decidieron llamarla así porque cubre tres ideas: La parte neurológica de la PNL recoge la idea fundamental de que todo comportamiento proviene de nuestros procesos neurológicos de los sentidos, a través de ellos nos relacionamos con el exterior y actuamos según ello (2).

La lingüística indica que usamos el lenguaje para ordenar nuestros pensamientos y conducta, así como para comunicarnos con los demás y con nosotros mismos en un diálogo interior.

Programación, por último, se refiere a las formas que escogemos para organizar nuestras ideas o pensamientos con el propósito de producir resultados.

El ser humano tiene la capacidad de elegir eliminar ciertos sufrimientos físicos que no provienen de alguna falla orgánica conocida (3). Por tanto es el único ser capaz de transformar procesos mentales para su propio beneficio.

En ello incide la PNL, buscando una forma alternativa de terapia de lenguaje que lleve al individuo a fomentar pensamientos que se transformen en acciones (lenguaje) y transformar con ello su vida.

Así como es tratada una terapia física para la movilidad completa o parcial de algún miembro de nuestro organismo que se ha visto afectado por un sinfín de malestares, la PNL es una terapia de lenguaje donde los procesos cognitivos con los de la palabra crean una especia de “ejercitación mental” que re-edita el aprendizaje humano para potenciar su capacidad de comprensión del mundo de manera que no le afecte y pueda entrar en sintonía con el mismo.

Debo destacar en este trabajo que la PNL es una verdadera terapia creada por profesionales en la psicología y la psiquiatría y que forma parte de un modelo de entrenamiento mental donde la persona realmente alcanza un cambio en su forma de ver y concebir lo que le rodea.

Usando patrones lingüísticos específicos para modificar e interrumpir los patrones aprendidos de comportamiento y comunicación y que ya no son eficaces, la PNL puede conseguir eliminar dichos patrones, cambiarlos ó simplemente crear nuevos, a voluntad.

Lo que hace la PNL es que "actualiza" ó mejora el software del cerebro a través de cuestionamiento directo, reencuadre, visualización, modelado ó dominio emocional, entre muchas de las cientos de técnicas de la PNL.

Y lo que realmente la hace una ciencia única es la velocidad a la que ocurre el cambio profundo y duradero. La PNL trabaja directamente con los mecanismos que usamos para filtrar, eliminar ó generalizar los dos millones de piezas de información que recibimos a través de nuestros canales sensoriales cada segundo. De toda esta información sólo podemos procesar 7 (más/menos 2) "paquetes de información". Esto significa que de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, sólo percibimos conscientemente (experimentamos) una diminuta cantidad.

Entre otros factores que se contemplan en la ONL podemos encontrar:

Sistemas de representación sensorial

Movimientos oculares

Estados emocionales

Anclajes (actuar según el propio sistema referencial de creencias)

Comunicación y precisión

Por último, el pensar en situaciones satisfactorias y benéficas para nuestra persona, en lugar de enfermedades y situaciones que ataquen la integridad física y mental, es uno de los pasos que nos lleva a una PNL plena (4)




CONCLUSIONES

La PNL es un sistema eficaz de “sanación” interior de situaciones que van poniéndonos en el límite de nuestra propia cordura. Pensar y actuar de forma correcta en gran medida parte de nuestro proceso social e individual.

Los pacientes que han entendido que la PNL, lejos de ser un sistema de terapia “Express” para combatir ciertos malestares y dolencias provocados por situaciones exteriores, que nada tiene que ver con la holística ni terapias alternativas comerciales (aunque estos centros trabajen con la PNL), son los que han alcanzado a comprender que el origen de esas dolencias está en uno mismo. Las relaciones interpersonales son un medio para transmitir parte de nuestro “self”, pero no el fin para encontrarnos a nosotros mismos.

Cuando tenemos una depresión, un miedo, o angustia, etc. en realidad no es que nos lleguen estos estados, si no que nosotros a través de procesos inconscientes los creamos siguiendo una estrategia, de esta manera hay estrategias para deprimirnos, para angustiarnos, para causarnos miedo etc., y así como nosotros los creamos podemos utilizar estrategias que reprograman nuestro inconsciente y crear estados de plenitud de recursos, en otras palabras así como creamos un estado negativo podemos crear un estado positivo.

Terapias como éstas deberían de tratarlas únicamente profesionistas que hayan estudiado con anterioridad la mente humana desde su concepción más primitiva y no solo hacer, porque contienen muchos elementos cognitivos y procesos mentales difíciles de comprender.



(1) Forner, R. PNL para todos. Quarzo, Lectorum, México, 2002


(2) idem

(3) Dyer, W. Tus zonas erróneas. Grijalbo, España, 1978

(4) Barrick, M. Psicología del cambio. Alamah, México, 2002


BIBLIOGRAFÍA


Forner, R. PNL para todos. Quarzo, Lectorum, México, 2002

Barrick, M. Psicología del cambio. Alamah, México, 2002

Dyer, W.W. Tus zonas erróneas. Grijalbo, España, 1978


Psic. Martha Alicia Gálvez


Ř. Derechos de autor.
Queda prohibida su reproducción parcial o total sin autorización escrita al autor.

¿POR QUÉ ES DIFICIL CONCLUIR CON UNA RELACIÓN DESTRUCTIVA?

Para este apunte quiero ofrecer mi reflexión personal, acerca de las dificultades que surgen cuando una relación destructiva no puede concluir o nos es difícil cerrar el ciclo.

Quiero comenzar por indicar que la gran mayoría de nosotros ha vivido una relación destructiva, que comienza por permitir que el otro tenga actitudes que van más allá de los límites permitidos. ¿Cuáles son éstos? Los que manejamos según nuestra propia escala da valores. Aunque en ocasiones no hemos puesto nuestra mirada en ellos, y desconocemos cuáles son dichos valores, no aquellos inculcados por las figuras que representan autoridad en nuestra vida, sino los que resultan del autoconocimiento y evaluación.

En nuestro diario acontecer se presentan conflictos que nos impiden ver con claridad hacia dónde queremos ir y focalizar nuestros proyectos de vida. Otras veces no contamos con un plan personal de vida, lo que hace que los problemas se vuelvan cada vez más insuperables y complicados, y terminan por sumergirnos en una depresión de la cual no somos conscientes.

La pérdida de cabello, tristeza, insomnio, miedo, angustia, insatisfacción, frustración son algunos de los síntomas en los que se manifiesta la adicción a las relaciones destructivas, consecuencia de una existencia solitaria y que origina conductas desesperadas y obsesivas.

Tenemos que aprender que los factores del exterior (familia, amigos, pareja, trabajo) son solo parte de nuestra situación actual, no son el fin de nuestra vida, sino un medio para alcanzar la tan aclamada felicidad. La forma en cómo los concebimos influye en nuestro crecimiento personal, aunque pocas ocasiones nos detengamos a analizarlo.

Nos cuesta trabajo terminar una relación destructiva de pareja, de amistad, porque no somos capaces de entender que las personas están ahí para ayudarnos a crecer, y fomentamos dependencia por miedos e inseguridades (soledad, vacío, tristeza), cuestiones que tienen que ver con el tipo de autoridad que conocemos (madre sobre protectora, padre alcohólico, hermanos drogadictos), y que han sido la ruptura de una imagen natural y una concepción normal de núcleo social. Buscamos en las relaciones destructivas una forma de dar continuidad a lo que conocemos como “familia” e inconscientemente nos aferramos a ellas como lo único que conocemos como seguro.

Es así que una mujer que tuvo un padre alcohólico y golpeador se crea inconscientemente una idea de pareja ideal, porque es lo que vivió en el hogar y lo que conoce de un padre y busca de igual forma inconsciente un marido que presenta los mismos rasgos (tipología) que el progenitor.

Nadie nos ha enseñado a resolver problemas de manera responsable, autónoma, clara y organizada porque no tuvimos un modelo que lo ejemplificara, por ello nuestra formación ha quedado incompleta y somos incapaces de vencer los obstáculos que la vida nos presenta.

Pero, ¿qué es lo que nos impide buscar herramientas para comprender cuándo caemos en el círculo de una relación destructiva y cómo salir del mismo?

El hecho de sentir dependencia emocional hacia algunos de estos aspectos, por ejemplo, el de pareja, no es sino evasión de responsabilidades personales, como el trabajo emocional que nos lleva a entender que las situaciones están ahí para aprovecharlas y aprender de las experiencias.

Necesitamos reprogramar nuestra mente con conceptos que nos ayuden a comprender nuestra situación, y romper con esquemas de nuestro pasado que nos han impedido ver de manera general nuestra propia percepción.

La inteligencia emocional y la programación neurolongüística nos serán de utilidad para comenzar a salir de este “hoyo” en el que nos encontramos inmersos. Dejar de creer lo que los otros pensaron de nosotros (y piensan) y comenzar a creer lo que yo pienso de mi mismo, cómo me concibo verdaderamente, lo que yo creo que soy y lo que me gustaría llegar a ser, para entonces retomar las riendas de nuestra personalidad y abrirnos camino, modificando actitudes frente a los problemas y sinsabores del día a día.

Necesitamos auto conocernos, auto explorarnos, qué sucede con nosotros y con nuestro entorno, fomentar la propia seguridad, independientemente de la formación que hemos recibido o lo que la gente nos han hecho creer de nosotros mismos. Cambiar esa concepción errónea para comenzar a crecer, a valorar, a asumir responsablemente las riendas de nuestra vida y poder identificar conductas destructivas, con un compromiso personal que implica trabajo a fondo, pero que a la larga nos proporcionará satisfacciones personales. Debemos entrenarnos para enfocar nuestra atención en logros y habilidades, fortaleciendo la autoestima y confianza y reaprendiendo patrones de conducta constructivos.

Comencemos con un trabajo sencillo, de análisis y reflexión que nos indique si nuestras relaciones son sanas o generan dependencia emocional y busquemos ayuda profesional si lo consideramos necesario. Ellos nos motivará a buscar soluciones y liberarnos de relaciones insanas.

Psic. Martha Alicia Gálvez

Ř. Derechos de autor.
Queda prohibida su reproducción parcial o total sin autorización escrita al autor.

TOMANDO CONCIENCIA DE NUESTRAS EMOCIONES II

Algunas veces tememos entrar en contacto con nosotros mismos porque hacemos frente a un pasado ennegrecido por el olvido, el miedo o el dolor. Preferimos dar la vuelta de esas páginas rápidamente y evitar el sufrimiento.

Pero al no aprender a experimentar y vivir el dolor como parte de un proceso de vida éste nos impide encontrar la clave para vivir un presente lleno de plenitud y, en definitiva, de felicidad.

Por eso es importante cerrar ciclos vitales, es decir, capitalizar las experiencias del pasado y aplicarlas en nuestro presente para que nuestro futuro sea de mayor calidad.

En el pasado está la clave de nuestro éxito o fracaso, de nuestra felicidad e infelicidad, y de nosotros depende encontrar las herramientas que nos permitan mirarnos con dignidad y amor.

Todas las cicatrices que nos dejó el pasado sirven de mucho para evitar los mismos errores. Muchas veces queremos ignorarlas, pero están ahí y los demás pueden darse cuenta de ellas.

Por naturaleza el ser humano experimenta diversos sentimientos, y en el proceso de reconocimiento y aceptación de los mismos se “atora” en el camino debido a que existen unos muy complejos, como el amor, el dolor, etc.

La intención de este escrito es que comprendamos que todos somos vulnerables a cualquier sentimiento, pero nuestra formación nos limita y evitamos algunos que son parte de un proceso de vida. Negarlos o ignorarlos solo trae como consecuencia un enorme sentido de vacío que nos orilla a buscar medios superfluos para llenarlo.

Lo mejor es ponernos en contacto con esos sentimientos y emociones y hacerles frente de una vez para evitar que sigan siendo piedra de tropiezo.

Cerrar un ciclo de vida solo será posible si capitalizamos las cicatrices y las utilizamos como un bello hilo conductor para tejer la completa trama de nuestra existencia.

Para ello podemos hacer un pequeño ejercicio.

Escriba 3 rasgos de su personalidad que han decidido su vida (pueden ser positivos o negativos, ello no implica que estén bien o mal, no emitiremos juicios de valor esta ocasión)
Escriba la frase que desearía en su epitafio y por que
¿Que es lo que más le molesta?
¿Qué es lo que más le motiva?
Describa sus respectivos ideales
¿Cuáles son los valores que defiende por encima de todo y que trató de encarnar en su vida?

Haciendo este ejercicio podemos darnos cuenta dónde estamos parados y hacia dónde queremos ir. Lo importante es que seamos honestos con nosotros mismos y aprendamos que los errores, el dolor, no son más que parte de un proceso de vida y no les demos mayor importancia de la que tengan.

Para poder cerrar un ciclo de vida necesitamos echar un vistazo al pasado sin necesidad de quedarnos en el y verificar cuáles son las acciones que dañan nuestras relaciones interpersonales y que utilizamos casi inconcientemente en las relaciones actuales que menguan o terminan con relaciones sanas.

Se trata de dar connotación positiva a lo que generalmente nos “achacamos” como “deficiente, negativo, malo” en nosotros. Así pues, no es lo mismo decir que tenemos “problemas” sino “retos a vencer”, “desafíos” que no logramos cumplir.

Cuando tomamos una actitud positiva frente a las cuestiones que nos generan conflicto la perspectiva hacia las mismas cambia, haciéndolas más simples y sintiéndonos con mayor fuerza para “afrontarlas”

Pablo es un excelente médico, sus pacientes lo consideran un gran geriatra. De hecho desde su llegada a la estancia de adultos mayores las cosas han cambiado para ellos. Reciben un trato más cordial, afectivo, de calidad y humano, y su entrega es excelente. Pero en su vida personal los “fantasmas” del pasado lo acechan impidiéndole sentirse realizado (aunque es el mejor de los geriatras de su ciudad).

Cuando capitalizamos su experiencia descubrimos que su padre siempre lo tildó de “inútil”, le enviaba mensajes a su subconsciente tales como “tu no lograrás por ti mismo salir adelante”. “eres un tonto” “pareces niña”, etc. Y eso hizo que un día Pablo tomara la decisión de demostrarle a su padre de sus capacidades.

Doce años dedicados al estudio en las mejores escuelas a nivel mundial, especialidad, doctorado, idiomas, lograron que hoy por hoy la cuestión profesional estuviese satisfecha.
Pero a lo largo del tiempo llegó a darse cuenta que no tenía caso demostrarle a un padre que los abandonó de lo que era capaz y entró en un estado de “catarsis”. Sus logros, objetivos, metas, no tenían una razón ya que, para quien las había cumplido, estaba lejos de su lado y poco o nada le importaban.

Con ello se fue cerrando a las relaciones interpersonales para evitar salir “dañado” y “por arte de magia” lograba que las chicas lo mandaran “a paseo”. Y decide rotundamente evitar contacto con los demás entregándose de lleno a su trabajo. Pero una parte de él hacía que buscara insistentemente personas con quien llevar una buena relación, sin embargo sus conductas las alejaban y terminó por encerrarse en sí mismo y culpar a los demás con la frase “no sé lo que hago (yo soy bueno y accesible) pero las personas terminan por alejarse. Antes me dolía, ahora ya no”.

La cuestión es que de alguna forma (los seres humanos por naturaleza estamos creados para interrelacionarnos con los demás) seguía buscando amistades, pero a la primera de cambios, en cuanto le hicieran algo que para el lastimara su baja autoestima, inmediatamente con palabras o acciones las alejaba de su lado.

Cuando Pablo entra en contacto con sus emociones descubre que es el quien las aleja con su conducta, pero está tan acostumbrado a ella (conducta) que la hace su alidada, su “estado de confort” donde se siente protegido y prefiere continuar ahí antes que salir al encuentro con sus emociones.

Lo importante cuando queremos capitalizar experiencias es descubrir estas zonas de confort donde nos sentimos seguros, tranquilos, pero que nos impiden avanzar en la búsqueda de la superación y el crecimiento en todos los aspectos.

Somos un complejo centro de emociones, y si nosotros mismos no somos capaces de tomar el mando de esta gran empresa a la larga los vacíos, la soledad y el desánimo se apoderarán de nosotros y en suma la “fábrica” se vendrá abajo.

Necesitamos ser conscientes que nuestro paso por el mundo es dinámico, atractivo, y que somos nosotros los arquitectos de nuestro destino. Que las luchas internas son parte de un proceso y que tenemos que entender que las personas que realmente somos (yo real) son las que lograrán avanzar, a diferencia de las que creemos ser (yo ideal), porque éstas últimas se estancan en la apariencia, y no desarrollan valores ni experiencias de vida.

Tratemos, pues, de hacer contacto con nuestros más íntimos sentimientos y descubramos que la vida tiene sentido cuando nosotros “estamos vivos, somos plenos y nos sentimos realizados”

CADA VEZ QUE APRENDES ALGO NUEVO SOBRE TI O SOBRE LA VIDA, HAS AVANZADO.
NO HAGAS NADA QUE DISMINUYA TU PROPIO RESPETO.

EL ESTAR SATISFECHO CON UNO MISMO ES ESENCIAL,PARA ESTAR SATISFECHO CON LA VIDA.
NUNCA TE OLVIDES DE REIR NI DEJES QUE EL ORGULLO TE IMPIDA LLORAR.CUANDO REIMOS Y LLORAMOS ES CUANDO VIVIMOS A PLENITUD


Psic. Martha Alicia Gálvez
Psicoterapeuta gestalt-humanista

Ř. Derechos de autor.Queda prohibida su reproducción parcial o total sin autorización escrita al autor.

TOMANDO CONCIENCIA DE NUESTRAS EMOCIONES

Muchas veces escuchamos en la radio programas de autoayuda de tipo “casero” que, si bien nos ayudan a experimentar un sentimiento de seguridad, por otro lado nos dejan un sinsabor emocional, pues toda terapia requiere seguimiento.

Mi objetivo en esta sección es poner de manifiesto que, una vez que nos hacemos un plan de vida con los elementos que están a nuestro alcance, seremos capaces de procurarnos autoayuda de calidad.

Lo primero, para toda terapia o “autoterapia” es tomar conciencia de nuestras emociones. Trabajo arduo para quienes hemos sido formados con una conciencia impersonal. Es decir, para quienes la formación ha sido basada en cuestiones moralistas o anti-éticas, modelo de generaciones donde lo imprescindible era dar respuesta a conductas sociales manifiestas.

Tomar conciencia de sí mismos implica responsabilidad en nuestros actos, observación de conductas y planeación estratégica de nuevos modelos basados en la convicción particular de valores, emociones y sentimientos, que reflejen una particular forma de ser y de sentirnos en “sintonía” con lo que nos rodea.

Una buena terapia nos servirá para la solución a conflictos que tienen que ver con conductas asociadas a eventos del pasado, como la muerte de un ser querido, la pérdida del empleo, la ruptura de una relación amistosa o amorosa; y nos reafirmará como personas aumentando nuestra capacidad de reflexión y de diálogo.

El resultado de esto será la aceptación de situaciones que no podemos cambiar y evitar en la medida de lo sucesivo conductas que nos perjudican, y de las que muchas veces no somos concientes. Por ende una buena terapia nos llevará a elevar nuestro estado de conciencia y procurará una mejor calidad de vida.

Pero, ¿por dónde comenzar? ¿cómo darme cuenta de estas conductas que me llevan en ocasiones al “auto rechazo? ¿cómo diferenciar una conducta aprendida de una opción de vida?

Para ello, quiero compartirles una breve reflexión, extractada del libro “Cerrando ciclos vitales” de Stecca de Alvizúa:

Nuestra historia personal es como un libro que puede ser interpretado de muchas maneras.

La historia realmente no existe, sino que la inventa el hombre a medida que va siendo protagonista del tiempo.

Alguna veces evitamos recordar algunos pasajes de nuestra vida o aspectos de nuestra personalidad generando con ellos situaciones insospechadas que van marcando pautas para nuestra identidad personal.
Una vez que adquirimos el hábito de evitar el contacto con lo que percibimos como desagradable, vergonzoso o doloroso, seguiremos haciéndolo con la gente y otros elementos de la vida, y nos quedará un camino muy estrecho.

Generalmente el hombre tiende a desplazar de su vida situaciones que no le han sido agradables, y no se da cuenta de todo el “material” que desecha en ese afán por evitar el sufrimiento. Hemos de tener claro que nuestra historia está llena de hechos, eventos y personajes que no pueden ser cambiados, pero sí interpretados de forma constructiva, sana y responsable.

Cada vez que yo niego una realidad en mi vida por miedo o temor al daño que pueda hacerme, inconcientemente me niego a mi mismo la oportunidad de crecimiento personal.

Gerardo (llamaré así a este paciente) es un chico emprendedor, serio, responsable, que ha mudado de país con la finalidad de encontrar mejores oportunidades de crecimiento y económicas. Pero ha tenido serias dificultades debido a su necesidad de encontrar un sentido a su vida. Ha probado en muchas corrientes humanistas y transpersonales tratando de llenar ese vacío de su esencia. Es una persona religiosa, entregada al trabajo y simpática, pero no logra encontrar ese sentido a su vida que dejó olvidado en algún lugar de su camino.

Al acudir a terapia me relata algunos hechos de su vida, siente que ha ido tras cuestiones efímeras que, lejos de ayudarle a encontrar pistas para su crecimiento, han menguado el deseo de realización personal.

Hacemos un ejercicio que consistía en imaginarse parado frente a una plaza rodeada de gente, paisajes, una fuente, jardines y algunas situaciones concretas. Le pido que imagine que durante mucho tiempo se ve dando vueltas alrededor de esa plaza en su búsqueda de autoconocimiento, de ese infinito al que pretende encontrar (recordemos que es una persona religiosa).

Le pido entonces que me diga cómo se siente, y lo que percibe en esa búsqueda. Atónito me responde que no puede ver nada en absoluto porque, en esa necesidad de ir tras su “esencia”, que ahora ni el mismo puede explicar, olvida ver el panorama, y no se imagina la fuente, ni los jardines, ni los paisajes, ni a la gente y mucho menos a esas personas haciendo actividades. Cae en cuenta que durante mucho tiempo ha ido dando vueltas sin saber si en realidad ya encontró eso que tanto andaba buscando.

Le pido ahora que se relaje, que respire, y que tome un descanso sentado en la fuente. Que trate de mirar el paisaje y que me describa todo aquello que, sentado en la fuente, es capaz de ver.

Conforme va relatando su historia, siente un vacío inmenso debido a que durante mucho tiempo dio vueltas en balde sin percatarse que todo lo que necesita para llenar sus vacíos está delante de sí, aún más, está dentro de sí, y que lo único que necesita es dejar de buscar fuera de él mismo respuestas a sus interrogantes. “Todo está en mi interior” repitió un par de veces alegremente y con un dejo de admiración.
¿Cuántas veces nos encontramos en la situación de Gerardo, dando vueltas en un sitio, buscando “algo” con que llenar nuestros vacíos, y olvidamos mirar lo que hay a nuestro alrededor, porque nos acostumbramos a tenerlo ahí? El hombre, en esa sed de buscar su esencia, comienza un recorrido interminable, escudriñando en la vorágine del mundo escenarios efímeros que distan de generar el sentido de pertenencia, como lo indicaba Fromm en su libro “El arte de amar”:

La conciencia de sí mismo lleva al hombre a
un proceso de separatidad, donde busca
pertenecer a algo, a alguien. La separatidad
en sí misma es una fuente de intensa angustia

Entendiendo este proceso podemos decir que el hombre experimenta esa necesidad de encontrar su esencia, y esa búsqueda se topa con sus miedos, manifestados en la mayoría de los casos como “soledad”, y ésta como angustia, debido a que su fin último es encontrar ese sentido de pertenencia, y es entonces cuando sale de sí mismo en un intento fallido y desesperado de encontrar su pertenencia al absoluto. Entiéndase absoluto como su propia esencia, sin necesariamente mostrar connotación religiosa, ética o moral.

Tomar conciencia de nuestras emociones significa entonces detenernos en el camino para reflexionar, introspeccionar, observar todo lo que fluye en nuestro interior y detectar las zonas que están dañadas debido a conductas del pasado.

A veces nos cuesta trabajo echar una mirada al pasado debido a lo doloroso que ha sido el mismo, pero nosotros iremos trabajándolo, de forma que lo miremos, pero no nos detengamos en él, sino que busquemos las herramientas necesarias para vivir el presente “capitalizando” lo que nos sirva y desechando lo que ya esté desfasado para construir nuevas relaciones interpersonales y con nosotros mismos.

Detectar nuestras “zonas erróneas”

Dyer, en su libro “tus zonas erróneas” habla de la forma en la que nosotros construimos relaciones, en base a la percepción que tenemos de nosotros mismos y de lo que nos rodea.

Está por demás decir que cada uno tiene una forma de percibir la realidad de forma distinta. Cada persona es un cúmulo de emociones y sentimientos único e irrepetible. Por ende, jamás podremos pensar como los demás, si bien podemos entender su proceso de acuerdo a vivencias personales.

Cuando existen situaciones en nuestra vida que generan inconformidad o vanas expectativas (pretender ganar excesivo dinero cuando nuestro contexto es de desempleo; encontrar al hombre o a la mujer “ideal” sin mirar nuestra realidad, etc.), surgen un sinfín de emociones que nos hacen caer una y otra vez en una fosa que cada día se va haciendo más honda. Con ello caemos en crisis depresivas ligeras que con el tiempo van en aumento, situaciones que se repiten una y otra vez porque atacamos el tallo que las genera y no la raíz.

Cuando el ser humano es capaz de realizar la introspección de su vida, se da cuenta que hay situaciones que se repiten una y otra vez y que solo con un trabajo personal pueden ser eliminados o menguados.
Estamos tan ocupados pensando en los demás y en quedar bien, o en nuestros problemas que rara vez nos detenemos a pensar en nosotros, nos dedicamos muy poco tiempo y la mayoría de la gente no se conoce a sí misma. a) No sabe lo que le gusta b) No sabe hacerse feliz a sí misma y espera que otros le hagan feliz c) Se ignora y no se dedica tiempo, espera que otros le dediquen tiempo y le hagan caso. Para tener una vida mas feliz es de suma importancia que te conozcas a ti mismo, pregúntate: ¿Cual es mi comida favorita? ¿Que música me transporta y me relaja o me hace feliz? ¿Que puedo hacer en este día para acercarme a mis objetivos (puede ser cualquier cosa pequeña)? ¿Que necesito darme a mi mismo para sentirme mas satisfecho? Una vez que te hayas cuestionado sobre tus gustos, ahora ya sabes mas sobre ti, ya te has demostrado un poco de amor y atención, y con ello has encontrado herramientas para conocerte y saber qué zonas de tu personalidad están fuera de lugar. (Continúa en la próxima edición con el tema Tomando conciencia de nuestras emociones: cerrar ciclos vitales)



Psic. Martha Gálvez
Terapeuta Gestalt-Humanista


Ř. Derechos de autor.
Queda prohibida su reproducción parcial o total sin autorización escrita al autor.