sábado, 7 de noviembre de 2009

El milagro de Lerma


Paz y bien:

¡El Padre Rainiero Cantalamessa explicó a la television que el encargado de las camaras, que era un hombre que no asistia a la Iglesia lloró muchísimo filmando las hermanas Clarisas!

http://www.caminocatolico.org/web/index.php?option=com_content&task=view&id=692&Itemid=76

El Espiritu Santo sigue soplando, donde quiere, como quiera y con quien quiera.... y este video con el Padre Cantalamessa predicador Franciscano del Papa en Roma con las hermanas Clarisas de Lerma es una muestra.

Las Clarisas de Lerma era una comunidad de Monjas en extinción, no habian recibido ninguna nueva vocacion durante 23 años. La joven Verónica Berzosa, de 18 años de edad entró en el monasterio, algunos años despues ella fue la encargada de las novicias y muchas jovenes comenzaron a entrar en el monasterio. Ahora cuentan con 140 monjas en la comunidad-2009- comprenden entre la edad de los 30 y tantos años. Han tenido que abrir otra casa pues no cabian en la que estaban. Madre Veronica es ahora la Abadesa y tiene 43 años.

Este Video es un gran Hit en You Tube.....Este video fue tomado para presentarlo en la Television de Roma.

Otros videos de las Clarisas en youtube: http://www.youtube.com/watch?v=zDJNGU80hAE

Para ir a la pagina de las Clarisas e informarse mejor sobre la vida de estas Monjas de clausura haga click en el enlace que parece mas abajo, allí encontrará esta historia y los testimonies de las Monjas escritos en español.

http://www.caminayven.com/modules.php?name=News&file=article&sid=1550

Gracias Javier Torres por compartirme esta historia de Fe.

Bendiciones...+

Reciban un afectuoso abrazo:

Lilly Medina..... <(lll><

http://lillymedina.autorcatolico.org
www.mariologia.org

martes, 3 de noviembre de 2009

¿Tiempo de crisis económica... Tiempo de crisis emocional?

Por Psicóloga Martha Gálvez

Todas las personas en determinado momento de su vida hacen un "stop" en el camino por circunstancias que quizá no han sido gratas o buscadas por ellos. Cuando medito en la necesidad que tiene el ser humano de conocerse, explorarse (en todos los sentidos), resolver situaciones estacionadas en el ir y venir de su vida, cerrar ciclos y vivir en plenitud, no puedo dejar de pensar en pseudogrupos, terapias alternativas, y oportunistas que lucran con los sentimientos la sensibilidad de las personas, sobre todo en épocas de crisis como la que enfrentamos.

Si bien es cierto que no todos podemos acceder a servicios especializados para tratamiento y prevención en materia de salud, sí podemos darnos a la tarea de buscar opciones que satisfagan estas necesidades, por medio de instancias que cuenten con herramientas efectivas que impidan que la crisis económica merme nuestra calidad de vida.

Centro Terapéutico Interdisciplinario CETI, como parte de la familia de Fundación CEDIC, A. C., ofrece un programa terapéutico personalizado, atendiendo cuestiones como: terapia psicológica a niños, adolescentes y adultos, terapia de lenguaje, problemas de conducta y aprendizaje.

Estos servicios cuentan con la solidez de una institución con más de siete años promoviendo el desarrollo integral de las personas. Usted puede llamar y preguntar por nuestro programa de apoyo, y solicitar el servicio especial a bajo costo, por medio de un estudio socioeconómico, para asignarle una cuota preferencial, comprometiéndose a completar el tratamiento, con la finalidad de no abandonarlo por la cuestión económica. Recuerde que para nosotros lo más importante es su salud y desarrollo integral.


http://www.centroterapeuticoceti.org

Mesa y sofá


Mesa y sofá

Bonifacio Fernandez, cmf

Mucho se analiza y se escribe sobre la situación actual de la familia en el mundo occidental. Contamos con distintos modelos de vida familiar. Son el resultado de cambios históricos significativos. Los análisis sociológicos nos informan con bastante claridad y precisión sobre el origen, alcance, influjo de los cambios socio-culturales. Vivimos distintos modelos de familia: extensa, nuclear, monoparental etc. Son modelos que coexisten entre nosotros. Esta evolución se refiere sobre todo a la estructura. Pero hay otros aspectos concomitantes.


Tal vez una buena forma de expresar el cambio que se ha producido sea simbolizarlo en la mesa camilla y en el sofá. Hemos pasado de una familia con forma de mesa camilla a una familia con forma de sofá alargado frente a una gran pantalla.
La mesa camilla es redonda. En torno a ellos los miembros de la familia se ven las caras, se miran, se comunican. La mesa camilla los reúne para las comidas para hacer los deberes, para hablar, para colaborar.

El sofá alargado y hundido coloca a los miembros de la familia mirando todos en una dirección. El centro está en la gran pantalla de la televisión. No se miran ni se escuchan unos a otros. Guardan silencio ante el aparato mágico que entretiene, informa, emociona, aburre. Pero todo ello de forma individual. Y en paralelo. Cada persona individualmente se deja afectar por las informaciones, los ejemplos e historias que se proyectan.
El mando de la tele se convierte en el codiciado objeto de deseo para todos. Es un símbolo de poder y de dominio. Por ello provoca conflictos entre los miembros de la familia. Para solucionarlos se multiplican los aparatos de televisión en vivienda: cada persona se asigna uno. Y además las pantallas de los ordenadores ponen en contacto con las imágenes y las historias de medio mundo. El menú es muy variado.

Frente a esta prevalencia de lo individual es preciso reafirmar los espacios y tiempos de la mesa camilla. La pertenencia familiar es tanto más fuerte cuanto más profunda es la comunicación. Los matrimonios empeñados en crear familia tienen especial empeño en cuidar los espacios y los tiempos de comunicación. Saben que la familia es, sobre todo, un espacio afectivo insustituible. Y también delicado. Por eso sufren tanto cuando el hogar familiar se convierte en una especie de pensión.

Un matrimonio que se comunica y reúne a su familia en torno a la mesa camilla es una buena noticia para esta sociedad, que tanto sufre de incomunicación.

Le Blanc, el monasterio que acepta a religiosas con síndrome de Down

Mar Velasco - La Razón

Son contemplativas, siguen la regla de San Benito y viven felices. Su vocación junto a otras hermanas “válidas”. Es probablemente una experiencia inédita en la “vida consagrada”. Pero ¿porqué no? Cuando en Europa nos lamentamos de la falta de vocaciones, tal vez sea porque ya tenemos un “cliché” inamovible. ¿No habrá personas con un carisma así? ¿No será ésta otra forma de mostrar la admirable ductilidad y capacidad de adaptación del gran carisma de la vida consagrada? Ser fundador o fundadora es dejarse llevar por la imaginación y fantasía del Espíritu.

Hace apenas unos días que un actor con síndrome de Down, Pablo Pineda, ganaba el premio al mejor actor en el Festival de Cine de San Sebastián, con una película («Yo, también») que habla de amor, de ternura y de la capacidad del ser humano para romper barreras. La misma historia que se lleva viviendo desde hace 24 años en el monasterio de Le Blanc, en Francia. Allí, la comunidad de Hermanitas Discípulas del Cordero acoge a jóvenes con síndrome de Down en su congregación. Una característica atípica en el mundo de las comunidades religiosas, donde las exigencias propias de algunas congregaciones hacen muy difícil esta integración. La posibilidad de que una persona con discapacidad pueda formar parte de una comunidad depende de los requerimientos de cada una: «Lo importante es que esta discapacidad no constituya un obstáculo o dificultad insuperable para poder llevar adelante la vida propia de la congregación, orden o instituto. No se trata de una especie de discriminación, sino más bien de un acto de caridad para con estas personas, pues puede ser muy frustrante para ellas el no poder realizar aquello a lo que se han comprometido al emitir los votos», explican desde la web www.vocacion.org. Pero para las Discípulas del Cordero, no existe impedimento alguno. Fundada en 1985, su vocación es eminentemente contemplativa, basada en la Regla de San Benito y en el camino de la Infancia Espiritual de Santa Teresa del Niño Jesús, y ofrece a las jóvenes con síndrome de Down la posibilidad de realizar su vocación religiosa, acompañadas por otras Hermanas «válidas» de la comunidad.

Para Dios no hay obstáculos
«Aunque en el ámbito del espiritual, los términos de “validez” y de “discapacidad” deben relativizarse», afirma la hermana Line, responsable de la comunidad. «La discapacidad más grave ¿acaso no es la producida por el pecado, que obstaculiza la vida de Dios en el alma?», se pregunta. «Una persona que acoge plenamente la gracia se construye y se abre también humanamente», asegura. La vida cotidiana se ajusta al «ora et labora» benedictino: participan en la misa, hacen oración y realizan trabajos de costura, bordados, repostería, etc. La comunidad está asistida por el monasterio benedictino de Fontgombault. Hoy, la comunidad reúne bajo el mismo techo a diez hermanas, felices por igual.
• (Tomado del periódico La Razón, 28 octubre 2009: Mar Velasco)